La oración es el constituyente sintáctico más pequeño posible, capaz de realizar un enunciado o expresar el contenido de una proposición lógica, un mandato, una petición, una pregunta o, en general, un acto ilocutivo que incluya algún tipo de predicación. Se diferencia de las frases en su completitud descriptiva.

Una definición tradicional es: «La oración es la palabra o conjunto de palabras qué tiene sentido completo y autonomía sintáctica» que aunque es imprecisa, trata de reflejar el hecho de que la oración pragmáticamente es el fragmento más pequeño del discurso que comunica una idea completa y posee independencia (es decir, podría sacarse del contexto y seguir comunicando). Debe tenerse presente que técnicamente los términos enunciado, proposición y oración no son sinónimos, ya que el primero se refiere a aspectos pragmáticos, el segundo lógicos y semánticos y el último puramente gramaticales. Fonológicamente las oraciones están delimitadas prosódicamente por pausas y gráficamente por comas o puntos. En las escuelas formalistas, es la unidad de análisis fundamental.

El concepto de «oración» es paradójicamente uno de los que más revisiones ha sufrido en los modelos gramaticales desde la aparición de la lingüística moderna y en particular la moderna teoría de la sintaxis. Tradicionalmente los gramáticos trataron la oración como una unión de "sujeto + predicado":

pero ese análisis semánticamente simplista ha sido abandonado en sintaxis moderna, entre otras cosas porque no aclara la estructura interna, no permite hacer generalizaciones interesantes y parece ignorar las evidencias que llevaron a la hipótesis de endocentricidad generalizada. Además el esquema "sujeto + predicado" no puede explicar oraciones interrogativas como:

(1) ¿Qué se ha comprado María esta la tarde?

Porque en ella la estructura claramente es más complicada, y el sujeto está rodeado de constituyentes sintácticos que la gramática tradicional considera parte del predicado. Tampoco la relación entre una oración en voz activa y en voz activa queda capturada por una atribución convencional al sujeto y al predicado:

(2a) [Juan] [besó [a María]]

(2b) [María] [fue besada [(por Juan)]]

El análisis sujeto predicado simple no puede aclarar porqué en (2a) María es parte del predicado, pero en la oración (2b) que tienen el mismo contenido proposicional es el sujeto, sin recurrir a argumentos circulares.

Los primeros análisis sintácticos en términos de constituyentes inmediatos de Leonard Bloomfield trataron la oración como una construcción exocéntrica en la que ninguno de los dos constituyentes básicos en sintagma nominal sujeto y la frase verbal eran el núcleo principal de la misma, y ambos digamos constituían elementos jerárquicos del mismo nivel. En el modelo de Noam Chomsky de 1986[1] por el contrario el sujeto se trataba como el especificador de un sintagma de tiempo:

Este sintagma de tiempo sería una categoría funcional cuyo núcleo sería la inflexión de tiempo normalmente asociada a un verbo léxico conjugado a un [verbo auxiliar]. Además este análisis respalda la hipótesis de endocentricidad generalizada.

En cambio en el análisis del funcionalismo lingüístico no existe una definición formal de oración, sino que existen patrones recurrentes fonológicos, sintácticos y semánticos que permiten definir prototipos de oración, ver más abajo.

Enfoque funcional de oración

En gramática tradicional, las categorías gramaticales eran vistas como unidades discretas. Esto implica dos cosas fundamentales: las categorías poseen límites precisos, o sea, un elemento pertenece a una categoría si posee las propiedades o características que definen a esta como tal, y, debido a esto mismo, los miembros de una categoría son equivalentes entre sí.

Sin embargo, el funcionalismo lingüístico entiende la oración como un continuum dentro del cual una serie de rasgos o propiedades, cuyo fin es identificar no la pertenencia sino la gradación, confluyen y tienden a coincidir según una determinada probabilidad. Esto provoca que dentro de una categoría existen miembros que pueden llegar a ser mejores ejemplos que otros a los cuales se les llama prototipos.

De esta manera, para establecer la definición de la oración, se propone una caracterización de su prototipo y no un conjunto de condiciones necesarias y suficientes para identificarla. Los principales aspectos que se toman en cuenta para definir el ámbito de la oración son los siguientes:

  • Desde el punto de vista de la entonación, está delimitado por dos pausas (una al inicio y otra al final).
  • Desde el punto de vista semántico, transmite un mensaje con sentido cabal para un determinado contexto, o sea, no precisa nada más para ser interpretada.
  • Desde el punto de vista sintáctico, es autónoma. Esto significa que la oración no está incluida dentro de otra unidad gramatical. También es importante señalar que toda oración posee un verbo conjugado.

Enfoque generativista de oración

El análisis de la estructura interna de las oraciones que ha hecho la escuela generativista ha ido variando con el tiempo desde las "reglas de reescritura sintagmática" en que la oración se analizaba como una construcción exocéntrica en la que se unen un sintagma nominal, que en esencia se comportaba como un sujeto, con un sintagma verbal, y sobre los que luego más tarde actuaban desplazamientos sintácticos, pasándose de una estructura profunda a una estructura superficial. A la hipótesis de "endocentricidad generalizada" que trataba en pie de igualdad las categorías funcionales y las léxicas. En este modelo se presupone que las oraciones en esencia se ajustan al esquema estructural:

La oración como imploración de fé

«Rezo» redirige aquí. Para el personaje ficticio, véase Rezo (Slayer).

Manos en oración por Alberto Durero, Col. Albertina, Viena.

La oración es el esfuerzo de comunicarse con Dios o con un espíritu, ya sea para ofrecer pleitesía, hacer una petición o simplemente expresar los pensamientos y las emociones personales.

Dependiendo de la religión puede ser una o varias de estas formas:

  • Una simple devoción o práctica piadosa (que el orante puede hacer privada o públicamente, individual o colectivamente, en una circunstancia especial o no).
  • Una parte de un rito que puede recitar el oficiante o toda la comunidad (como la misa cristiana).
  • Una obligación en sí misma (como las prescritas cinco veces al día por el islam).

Etimológicamente es una expresión oral, es decir, que debe expresarse de viva voz. La llamada oración mental, que sólo se emite como un pensamiento por el orante suele considerarse también válida. Las religiones suelen otorgar validez a la mera repetición de unas palabras que pueden ser incluso en un idioma que el orante no entiende (las llamadas lenguas sagradas: sánscrito, hebreo, griego, latín, árabe...), o conceptos difíciles de entender en el propio idioma. En la religiosidad popular, son las propias palabras las que tienen el poder curativo o la eficacia religiosa de que se trate.

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Comentario por roger el marzo 5, 2011 a las 11:07am
Interesante análisis. Podría tener relación todo esto con las funciones del lenguaje del cerebro. Algún dia se descubrirá cómo las neuronas trabajan para crear significados completos

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